Además de entregarles las mejores armas disponibles. «La imagen de estos mercenarios fue impresionante aún para los bizantinos acostumbrados a verlos en las murallas, calles y palacios tanto por su aspecto físico y apariencia psicológica: de aspecto y pose fiera, de ojos glaucos, encarnizados, furiosos e impetuosos, como por las armas que portaban», añade la experta. Como no estas seguro, ni miras a la gente de alrededor, solo miras al frente tieso como una vela.